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Internet no era esto pero tiene arreglo, dice el creador de la World Wide Web

  • Foto del escritor: Alberto Aguirre de Cárcer
    Alberto Aguirre de Cárcer
  • 6 dic
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: hace 6 horas

El británico Tim Berners-Lee relata la historia de su monumental invento en un libro donde aboga porque los usuarios recuperen el control de sus datos y la confianza para que la era de la inteligencia artificial no caiga en los errores de la era de internet


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Alberto Aguirre de Cárcer

Con ayuda de un palo de esquí en las laderas nevadas de Suiza, a finales de los años 80, Tim Berners-Lee dibujaba a sus amigos el esquema de su revolucionaria creación, la World Wide Web que abrió la puerta al internet que hoy conocemos. Lo cuenta en un libro titulado ‘Esto es para todos’, donde rastrea el origen y la evolución de, según sus propias palabras, uno de “los inventos más exitosos de todos los tiempos”. Tal y como era su esperanza, dice el científico británico, el desarrollo de la web ha permitido una revolucionaria explosión de creatividad. Sus únicos límites son los que impone la imaginación humana. Es el resultado de un titánico esfuerzo de colaboración que hace evolucionar cada día a la web, facilitando nuevas tecnologías, desde las videoconferencias y la realidad aumentada a, por supuesto, la inteligencia artificial.


Pero no todo es maravilloso. Después de tres décadas luchando por una web transparente, abierta y gratuita para todos, Tim Berners-Lee lamenta que, desafortunadamente, “junto a la creatividad, el empoderamiento y la colaboración” que tanto ama de la Red, una significativa parte de la misma, “las adictivas formas de social media”, han traído desinformación y toxicidad. El resultado es que gran parte del tráfico de la Web se concentra en un puñado de plataformas que obtienen beneficios de los datos personales de los usuarios. Una información sensible que es compartida con operadores comerciales e incluso “gobiernos represores”, que utilizan internet para propagar desinformación y vigilar a sus propios ciudadanos. “En la era de la inteligencia artificial, estas amenazas son más urgentes que nunca”, señala Berners-Lee.


En un futuro cercano, nuestras vidas se verán transformadas por ‘agentes de IA’ que interactuarán con la web para que podamos reservar un viaje, hacer la declaración de la renta o tutelar a nuestros propios hijos. Es una tecnología tan potente que debemos ser cuidadosos pues podría conllevar amenazas distópicas. Para asegurarnos que esos ‘agentes de IA’ no están al servicio de intereses corporativos o gubernamentales, sino de la gente, es crucial desarrollar sistemas que blinden en primer lugar a los propios usuarios, a cada uno de nosotros. Este uno de los principales mensajes de una obra imprescindible para entender la era de internet antes de adentrarnos en la era de la inteligencia artificial.


Berners-Lee tenía solo 34 años cuando presentó por primera vez la idea de la World Wide Web en el CERN, el laboratorio internacional situado bajo tierra en Suiza, donde los físicos estudian la composición más íntima de la materia haciendo colisionar haces de partículas elementales en un anillo kilométrico. El entonces joven británico era uno de los programadores de uno de los experimentos que se llevaban a cabo en ese gran acelerador de partículas. Nadie allí estaba demandando la web y de haberlo reclamado todos habrían mirado a Silicon Valley. Era completamente inesperado que esa invención pudiera surgir en el CERN, un templo de alta tecnología pero dedicado a otros menesteres, ligados a la investigación básica sobre la composición de la materia. Pero Berners-Lee, con el fin de mejorar su trabajo, ayudó a escribir un código que permitía comunicarse entre sí a muchos ordenadores, lo cual abría inesperadas expectativas en un laboratorio donde había numerosos equipos informáticos a lo largo del anillo de 27 kilómetros del principal acelerador del CERN. Berners-Lee pasó mucho tiempo pensando cómo podía interconectar tantos ordenadores y dispositivos electrónicos tan diferentes. Fue hacia 1988 cuando se le ocurrió, según relata en el libro, cómo combinar dos tecnologías informáticas ya existentes en una única plataforma. La primera tecnología era la internet, un protocolo para conectar ordenadores. La segunda era el hipertexto, que permitía el acceso a todo tipo de contenidos a través de enlaces y que constituía un sencillo método para navegar por la internet.


“Como mi idea podía conectar a muchas personas, sistemas y países, la llamé World Wide Web. Sin embargo, cuando describí esa visión a la gente, la mayoría parecía considerarme un poco excéntrico”, relata Berners-Lee en ‘Esto es para todos’. Solo su pasión por las posibilidades que traía su inventó le llevó a comunicarlo en todo tipo de encuentros, tanto oficiales como informales.


En el libro, su autor relata el origen y la historia posterior de internet. De cómo construyó la primera página web en el CERN y el primer servidor, compuesto por un único ordenador. En 1994, Berners-Lee dejó ese laboratorio y se integró en el MIT, el templo de la ciencia y la tecnología enclavado en Boston, donde ha trabajado durante los últimos 28 años. En el prólogo del libro, el investigador británico enfatiza que durante los primeros tiempos de la web puso todas las herramientas y diseños de su creación en manos de personas, no de gestores o empresas motivadas fundamentalmente por la búsqueda de beneficios. “Esa fue una de las mejores decisiones que he tomado. Ahora tenemos que construir herramientas y sistemas que empoderen de nuevo a la gente”, asevera. En su opinión, afortunadamente hay vías para llevar a la web a un lugar que sea mucho mejor para la humanidad. “Cuando a los usuarios se les da un mayor control de sus datos, pueden resistir mucho mejor esas fuerzas que degradan su experiencia y pueden buscar nuevas herramientas que mejoren sus vidas”, recalca.


Tim Berners-Lee explica cómo en el MIT ha desarrollado un proyecto llamado Social Linked Data, un protocolo que ha presentado con un nombre más corto, SoLiD, y que permite a los usuarios tomar el control de sus datos. Se trata, en definitiva, de una herramienta para volver a los orígenes de la web. A su juicio, esos nuevos ‘agentes de IA’ podrán utilizar SoLiD para crear plataformas confiables que proporcionen innovadores servicios. “Confianza es la palabra clave” que se necesita para que la comunicación de cada uno de nosotros con esos ‘agentes de IA’ sean tan seguras y confiables como las que tenemos con nuestros médicos o abogados”, dice Berners-Lee. El mensaje final del ‘padre’ de la World Wide Web es optimista: Se puede recuperar la web como una herramienta de colaboración y creatividad que no conozca fronteras. “Podemos enderezar Internet. No es demasiado tarde”. Ojalá que no se equivoque.


(‘This is for everyone" ha sido publicado por Macmillan. La edición en castellano llegará de la mano de Deusto el próximo mes de febrero)

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